
Wednesday, 29 June 2011
FESTEN: La celebración (1998)

Thursday, 16 June 2011
Mexico, vol. I
Voy a escribir un poquito sobre un viaje a México con el que despedí el año 2010, bicentenario de la independencia y centenario de la revolución. Como decía Pio Baroja, viajar es la mejor cura para el nacionalismo. Yo voy más allá, y considero que es de las mejores enseñanzas que una persona con los ojos abiertos puede tener. Hoy en día, desde Europa es relativamente fácil y barato viajar, por ello cada vez más gente se aventura a recorrer este mundo que cada día parece más pequeño. Eso es bueno porque ver lo de fuera nos ayuda a ver lo de dentro como otro mundo más, que no es ni mejor ni peor, lo que a su vez, de vuelta a casa nos ayuda a escuchar y a ver un poco más allá de nuestras narices. En Europa, que es como un disneylandia de países, es más fácil y barato cruzar fronteras y meterte en entornos totalmente distintos, y con las compañías aéreas de bajo coste aún más (no recomendables para el viajero comodón y dado al estrés). Pero si te quieres gastar más pasta, puedes salir de Europa y ver otros continentes, de los que solo tienes imágenes muy distorsionadas alimentadas por películas, anécdotas y los medios de comunicación. Estas fuentes de información dibujan imágenes de lugares que son las que de manera inconsciente nos perforan el cerebro y nos dan puntos de vista radicales sobre cosas de las que no tenemos ni puta idea. Por eso viajen y abran los ojos, más que nada para minimizar el riesgo de convertirnos en gente fanática y borrega como la que hace posible que gente malévola sean los amos del mundo. Para evitar eso tampoco hay que viajar necesariamente, yo creo que una ingesta de “cultura” en general nos ayuda a ser un poco más seres humanos (que bueno o malo, es un bicharraco racional y creativo).
Yo me lancé para Mexico con un amigo en mi toma de contacto con Latinoamérica. Aterrizamos sobre Mexico DF una tarde de Diciembre. Las luces de una conurbación de 30 millones de personas son infinitas, y observarlas es un momento que te deja totalmente fuera de tu conciencia, y ya te pueden estar echando aceite hirviendo que seguro que prefieres quedarte perdido en ese océano de luciérnagas. Como imaginaba, ir a Mexico fue como volver atrás en el tiempo, o quizás a mi propio tiempo, a mi infancia en España. Básicamente, allí todavía existen cosas auténticas que sobreviven la marea de la modernidad. Una marea que en Europa va gradualmente desolando lo de antes para dar paso a un modo de vida urbano, moderno y acorde a modos pragmáticos y maneras eficientes y estéticas de vivir. En el caso de Mexico esta influencia moderna proviene desde el Norte, desde el modo de vida norteamericano, pero ya te digo que la influencia me pareció más moderada. Ya el aeropuerto del DF me trajo un olor familiar, y recordé la casa de mi abuela hace 20 años. También, pasear un domingo por elBosque de Chapultepec y ver a churumbeles jugando y comprando golosinas en los puestos me recordó mucho a tardes en Santander vividas durante mi infancia. Santander a principios de los 90 (y la verdad es que ahora también) todavía olía a viejo, a la España de Franco.
Curiosamente, México DF me pareció en muchos aspectos una ciudad más de esa España viejuna que parece que va a desaparecer pero que nunca lo hace del todo. Entonces te das cuenta de que la conquista no ocurrió hace tanto tiempo. Con todo, en cada lugar del país se respira una mezcla de colonialismo con cultura pre-colombina. Esto se aplica incluso al urbanismo. Una cosa que me dejó totalmente asombrado fue el hecho de que las ruinas de Tenochtitlán están sumergidas en el pleno centro de Mexico, más concretamente junto al Zócalo. Así, las pirámides de la capital del gran imperio Mexica conviven junto a lo colombino, ejemplificado por la hermosa catedral metropolitana de México. Recomiendo aquí visitar el museo de Templo Mayor que te documenta mucho sobre la antigua ciudad de Tenochtitlán, y se mete hasta la saciedad con Hernán Cortés. También recomiendo subirse a la torre latinoamericana para flipar con las vistas de la ciudad, que se extiende hasta donde el denso Smog permite visualizar. Un sábado en el centro histórico de Ciudad de México hay tanta gente por la calle que parece resbalarse por las calles para desbordarse en el Zócalo, pero allí la marea continúa su camino. El Zócalo es el centro de esta ciudad, y el centro del país desde antes de la llegada de Hernán Cortés. También lo fue el centro del imperio Mexica, pueblo que dio nombre al resto del país. La calidad de los museos en Mexico es increíble. Tanto los servicios como el material expuesto como la ambientación de las salas le da mil vueltas a muchos museos españoles.
Al cabo de unas horas en el DF, me entró una sensación muy fuerte de que estaba en Madrid, España. Tanto los edificios del centro histórico del DF como los más modernos y funcionalistas (museo antropológico) y rascacielos, son similares a la variedad arquitectónica que uno puede encontrar en Madrid. La influencia está clara, lo que yo no sé es si esa influencia es monodireccional o realmente la colonia ha podido influir a la metrópoli. Por ejemplo, volviendo a la arquitectura, el funcionalismo latino se originó en Latino-Améria de la mano de arquitectos coma Oscar Niemeyer. A raíz de estas similitudes, por una momento pensé que ya había estado allí. Estaba tan lejos de españa pero en realidad más cerca culturalmente de donde vivía entonces (Finlandia), el idioma es quizá el detonante de esta sensación. En España pensamos que España es el centro del mundo hispánico cuando en realidad haciendo un mapa de los países hispanohablantes, España se queda a un margen.
Otra cosa que me gustó fue cómo me trataron. Estuve viviendo unos días en la discoteca Bulll Dog, cerca del metro Mixcoac. Recomiendo a todo el mundo ir a este antro, porque la música está muy bien, es una antigua casa colonial con motivos árabes y hay muy buen onda. Allí conocí a gente local, me hablaron un poco de cómo es vivir en México. Los que conocí estaban pluriempleados, durante la semana tienen un trabajo y el fin de semana otro. Allí la gente trabaja muy duro por un sueldo de mierda; el salario mínimo son 55 pesos (3,4 euros) al día, y los precios están bastante inflados. Lo que yo no entiendo es cómo la gente no llega siempre tarde a trabajar. Me explico mejor, el denominado Distrito Federal o distrito capital, constituye un estado federal aparte, en el que viven más de 8 millones de personas. Esto suena más o menos normal, pero es que rodeando el DF, está el estado de México, en el que viven otros 15 millones de mexicanos, siendo el estado más poblado del país. Al final tenemos una gran ciudad de 25 millones de personas que cada día se apelotonan en sus coches por las anchas avenidas que son casi como interminables autopistas. Muestra de ese tráfico infernal es la ya mencionada capa de smog que envuelve toda la ciudad. A mí me pasaba paseando por el paseo de la reforma, que los rascacielos parecían estar mucho más lejos de lo que realmente estaban, debido a la neblina-smog.En semejante monstruo de ciudad te puedes imaginar la fauna que te puedes encontrar por la calle. Muchísima policía, jóvenes, aztecas gritando hacia Tenochtitlán o haciendo rituales en el zócalo, fresas (pijos), nacos (macarras), abuelas predicando junto a su radiocasette. Uno de los coches más utilizados para moverse por el monstruoso DF es el “Chevi”, de la casa Chevrolet que en Europa es conocido como Opel Corsa, pero es un coche que sale caro porque utiliza piezas bastante especiales que son más costosas. Pero por muchas calles, hay hombres que venden piezas de coches al momento. Otro pintoresco paisaje es el de las tiendas de luces en el centro, decenas de tiendas de bombillas anunciándose con miles de bombillas incluso durante el día.
En el DF o (Defectuoso) la comida es bastante buena y barata. Recomiendo cualquier taquería que esté en calles apartadas o situada en algún mercado de abastos. Los tacos y quesadillas siempre con mucho cilantro y cebolla, y con la salsa más picante que te puedas encontrar. Al fin y al cabo, si comes muy picante, pagará el de atrás. Yo sobreviví a toda comida ingerida por la calle, pero en una ocasión me fui por la pata abajo instantáneamente, claro que luego se me pasó y pude disfrutar de todo lo que me metí entre pecho y espalda.
Conocer el DF me sirvió para conocer una de las ciudades más importantes del mundo en general y del mundo hispano en particular. Yo ahora lo mismo lo considero el epicentro de América entera. Al menos geográficamente lo es.
En el siguiente post sobre México hablaré de otros lugares del país donde me caí muerto. Estados de Guanajuato y Jalisco.
Monday, 13 June 2011
Jose Luis Cantero aka El "Fary"
Quisiera dedicar un homenaje a este cantante de copla español. Dicho sea de paso, más español que la aceituna. Jose Luis Cantero, aka El Fary, murió hace casi cuatro años, en 2007, dejando un legado de unos 25 discos, una serie de televisión y sus pinitos en la farándula, introduciendo a artistas de élite como Melody y su propio hijo, Javi Cantero y su autobiográfico “Y cuanto más acelero”.
Las imágenes que nos han brindado del fary son ridiculizantes, pero desde que hace unos meses se extendió por internet el video de la mandaga, muchos hemos aprendido a respetarle e incluso a decir “qué puto amo el Fary”. Ahora el Fary es un tipo gracioso, auténtico y con menos complejos que el güisqui DYC.
Su biografía casi como la de Clint Eastwood, un taxista y jardinero que decide seguir los pasos de su ídolo, incluso copiándole el nombre. Empezó como tantos, triunfando en las gasolineras de toda España y alimentando las bandas sonoras de tantos trayectos de camioneros. Sólo imaginar la escena me inspira una idea para un cómic.
En los 90 Santiago Segura le hizo volver a los ruedos con la canción “apatrullando la ciudad” para la película de Torrente. En la secuela de Torrente se le hacía una referencia directa cuando Torrente, enfadado al enterarse de la cancelación de un concierto del Fary, tortura a un tipo hasta que diga que el “Fary es dios”.
Una cosa que me gusta de España es que está llena de personajes caricaturescos y con mucha gracia (ya podían ser todos así).
Friday, 10 June 2011
Alzas en el Precio del Transporte en Londres

Extremoduro: Material Defectuoso
Salido a la venta el 24 de Mayo, es el décimo disco de estudio de Extremoduro, una leyenda viva, y a mi juicio, la banda más importante e inquebrantable de la música española. Un grupo que ha sobrevivido a lo que no está escrito, y que lo han hecho haciendo siempre lo que han querido. Para mí, Extremoduro es un grupo que me ha acompañado durante toda mi adolescencia y que todavía escucho con gusto, descubriendo siempre matices nuevos y entendiendo mejor las letras. Este grupo ha sido un gran analgésico en momentos duros. Me apena que en gran parte de España se le ponga la etiqueta de rock kalimotxero, cosa que no ocurre en la misma medida en País Vasco, seguramente porque allí desde los 80 hemos tenido hectolitros de rock kalimotxero, junto al cual, Extremoduro parece un grupo mucho más intelectual y de mayor calidad artística.
Cada disco de Extremoduro supera al anterior, y el último, “material defectuoso”, también. Con un paradógico nombre para el disco más elaborado de Extremoduro, se compone de 6 canciones bastante largas que combinan el formato progresivo del anteror (“La ley innata”) con los discos más “vieja escuela”. Es un disco que fusiona el inconfundible estilo propio de Extremoduro con el uso de unos elementos de producción bastante creativos y más elaborados que en discos anteriores. La obra tiene una limpieza sonora mucho mayor que otros experimentos, lo que hace a ratos perder ese encanto mugriento de los primeros discos, pero que en cualquier caso es un placer escuchar. Este sonido es el que Extremoduro ha perfilado desde que Robe firmara con la escudería Iñaki Uoho Antón a finales de los 90.
Casi todos los temas de este disco cumplen a mi juicio la línea de los temas de Extremoduro que han gustado a todos los públicos, véase golfa, salir, standby, quemando tus recuerdos e himnos similares. No creo que esto tenga una razón comercial, si no más bien que el grupo hoy en día se decanta más por un sonido más limpio y melódico que años atrás. Al fin y al cabo dicen que el hombre se hace más sensible con los años. Algo que nos libra de sospechas sobre si es un disco comercial o no lo afirma el hecho de que las canciones son bastantes largas, de hecho en ocasiones podrían resultar repetitivas, pero un arsenal de recursos de estudio y arreglos ayudan a que no lo sea, y a que los temas suenen más progresivos. Ejemplo de esto son los dos últimos minutos de “Otra inútil canción...”. En todo caso ahí va entonces una disección de los temas uno por uno.
1- Desarraigo:
Empieza con percusión africana a medio tiempo, al estilo salvaje de Sympathy for the Devil. Los tambores llegan de todas partes de la selva, al igual que una guitarra funky, un bajo, y después un riff al estilo “quemando tus recuerdos”. La música más positiva y soleada de extremoduro para empezar, un poco de poesía y entramos al rock, sin mutear los tambores y arreglos de guitarra sobrepuestos. Infinitas pistas de guitarras, y la batería de cantera derrochando kicks. Estribillo colosal, con la que Robe vuelve a afirmarnos que él es el Rey de Extremadura, un antihéroe emergido de los infiernos dispuesto a gritar más alto que cualquiera. Se incluye un rollito ska con riffs de guitarras melosas, glameras. Ciertamente, un acompañamiento musical muy depurado y diverso a la siempre rebelde lírica de Robe Iniesta.
Creo que líricamente Robe ya no es lo que era. Al fin y al cabo los años pasan, y uno tiene que servirse de los viejos recursos, aunque estos no sean tan convincentes como antaño. Aún y todo, no nos cansamos de escuchar esa voz tan personal, extrañamente atractiva y magnética. El tema se nutre de elementos de rock progresivo, dando vueltas de rosca a las estrofas y estribillos, enlazadas por arreglos de guitarra muy elaborados y melódicos. Se nota que Uoho pasa bastante tiempo destripando piezas de música clásica. La batería alterna ritmos para darle diversidad al tema. Una coda irlandesa que vuelve a traer la tranquilidad a la ciudad, los niños se quedan dormidos.
2- Mi espíritu imperecedero:
La nana con la que termina desarraigo es usada para dar comienzo a un nuevo día lleno de ilusiones y posibles alegrías. Ritmo tropical, riffs harmónicos, siguen muchas guitarras, parones, el ritmo es más ameno y creo que va más acorde con la canción. Los arreglos de guitarra están muy bien introducidos y es un tema muy melódico. En el minuto 2:50, hay una descarga guitarrera muy lograda. Se pasa a un interludio popero, con coros femeninos y todo cantando una letra romanticona. Más elementos progresivos, con partes variadas, y una descarga final con un gran solo que recuerda al material más buenrollista y positivo de Thin Lizzy. Se vuelve al estribillo con más fuerza que nunca. Este tema está muy logrado, nos recuerda a una serenada de Mozart.
3- Otra inútil canción para la paz:
Un comienzo AOR de saxo, parece por momentos que ha saltado la frecuencia de Kiss FM. Mucho Órgano y una melodía melancólica. Una balada blues al estilo del desaparecido Gary Moore, llámalo inspiración, homenaje o plagio. Una voz suave, más comedida, débil, contrastada por groserías Inestianas. Un estribillo más rockero. Solo de un saxo seguido por un solo más duro de guitarra, que se vuelve progresivamente duro, y vuelta al estribillo. Me gusta mucho este tema, sobre todo por el mundo en el que te mete ese saxo y ese órgano desde el principio.
4- Si te vas:
La más progresiva del disco, y la más bonita. Una opera-rock en modo mayor, y la voz del Robe acariciando y también brindándonos con un par de gallos, pero qué más da, luego lo arregla con un estribillo irresistible. Yo repasaría algunos arreglos de cuerda que no están muy logrados. Silencios muy interesantes antes del segundo estribillo. “Si te vas” parece ser la canción idónea para dedicársela a nuestra novia después de una trifulca, yo creo que se convertirá en un Hit. Hay arreglos de guitarras muy sutiles, y la batería está creo, bastante bien producida, porque no toca fuerte en ningún momento, algo de lo que Cantera peca con frecuencia. Robe suelta perlitas como “yo me pongo palote solo con que me toque”. Hay un interludio progresivo precioso antes del tercer estribillo. Luego se repite la canción cantada de manera diferente, cuando se vuelve un poco más dura. Y sigue progresando. Esta canción pone en entredicho que por fin se han atrevido a hacer una opera-rock sin meter partes Metal, y la han clavado.
5- Tango Suicida:
Algo de Tango tiene, pero sobretodo esta canción despierta especial interés porque es la canción que colgaron en su página web previo a salir el disco. Habla de un amor perdido, es en principio más melancólica, con el saxo y percusión AOR, aunque como digo no son más que recursos de estudio, ya que estas canciones no pegarían mucho en la radio, o al menos no con su duración original. Esta canción vuelve a mediados de los noventa, discos como Agila o Pedrá; progresiones de partes de guitarras suaves seguidos por otras mucho más hard-rockeras, como el del estribillo: “morí, sin más, pues nadie me ha venido a despertar” y la parte metalera final, con guitarras diabólicas y hammonds siniestros. Es de hecho la mes heavy del disco, para no defraudar a los melenudos más exigentes. Yo me quedo agustísimo sin ellas, pero tampoco me disgustan. En el disco anterios (“La ley innata”) creo que abusan mucho más de morralla Heavy.
6- Calle Esperanza s/n
Empieza cantando tras un bombardeo que ha asolado la ciudad, y luego canta un estribillo que apaga todas las llamas del tirón, y nos lleva a todos a un lugar perfecto. En esta Extremo han hecho un experimento inédito y han demostrado que son capaces de darle a todo lo que se les ponga delante, aplicando siempre su intocable estilo. Esta, como se ha dicho en otras críticas, recuerda al pop psicodélico de los Beatles, a mí me recuerda a “and I love her”. Es la más lenta y pastelosa del disco, lo que a algunos les parecerá malo, pero a los que nos gusta el pastelismo y el soft rock, la gozamos agusto. Además en el minuto 4:12 entran un guitarrón acompañado de violines que en este caso pegan mucho más que en canciones anteriores como en “si te vas”.
Eso sí, el disco tiene un final un poco seco. Yo creo que hubiera tenido gracia otro final del tipo “me cagüen tu padre Manuel”, aunque claro, yo creo que a Robe Iniesta, ese tipo de situaciones de indigencia se le quedan un poco distantes, o puede que me equivoque. Me gustaría poner en cuestión la actual fuente de inspiración de Robe, porque me atrevo a dudar que siga metiéndose heroína junto a las vías de tren, vomitando sin descansar y todas esas cosas. Sin embargo, la temática de sus canciones sigue yendo en la onda de droga y desamor. Al fin y al cabo, serán los temas que más le inspiren al hacer arte. Pues que así sea por muchos años más.
Resumiendo, un disco casi sin paja, o más bien, sin canciones paja. Son 6 canciones, que sí que son largas, pero que al ser un número más bien limitado de canciones, es mucho más fácil de identificarlas y de disfrutarlas por separado (en comparación con el formato de movimientos de “La ley innata”). Además, quitando las dos primeras que tienen una onda parecida (aunque a mí me guste más la segunda), cada una tiene su alma, y eso es algo que es muy muy difícil de hacer en música y que actualmente pocos artistas consiguen hacerlo. Por eso, me alegra mucho que este disco exista y que desbanque a Lady Gaga en las listas de ventas. Me alegra el corazón que un país en ruinas como España se consuele escuchando arte de calidad en lugar de decantarse por arduas e imparables ingestas de tele-basura y fútbol.
Viva el Rey de Extremadura!!!!
Wednesday, 8 June 2011
London Docklands
Friday, 3 June 2011
Monday, 10 January 2011
Paseando por nieve derritiéndose
Los domingos siempre me han parecido días tristes. Da igual que haga sol o esté nublado, los domingos siempre me han transmitido sentimientos melancólicos, y no necesariamente porque el día siguiente es lunes; el peor día de la semana para todos aquellos a los que les cuesta dios y ayuda hacerse cargo de sus obligaciones. No, hay algo inherente en estos días de la semana que lo noto en algún lugar del cuerpo.
Hoy he salido escapando de la desidia dominguera que puede resultar en permanecer en casa delante del ordenador y aprovechar poco el tiempo. En Helsinki eso no es muy difícil porque no existen alicientes para salir. Pero he querido mover mis piernas y darme un paseo de varias horas, cámara en mano. Durante casi todo Noviembre 2010 y la totalidad de Diciembre 2010 en Helsinki han habido temperaturas negativas, llegando hasta cerca de -20ºC; yo, afortunadamente he estado tres semanas en Mexico y no he tenido que lidiar con esta inconveniencia meteorológica. Pues resulta que hoy hemos superado la barrera de los cero grados, barrera que como juez redentor decide el estado del agua, si sólido o líquido. Durante estas semanas bajo cero ha nevado tanta nieve que los servicios de limpieza de nieve no sabían ni dónde dejarla. El pasar de la barrera de los cero hace que esa nieve se convierta gradualmente en agua y el suelo esté más resbaladizo que nunca. Salir a pasear así no es necesariamente placentero pero a mí me gusta porque es todo tan caótico que da igual que uno corra, salte, camine de lado o se quede parado en la calle, con tal de evitar obstáculos, y calarse hasta los huesos.
No había casi nadie paseando, en esta capital de país orgulloso de su sistema educativo y de sus testículos, la poca gente que me he cruzado miraba cabizbaja al suelo y caminaba deprisa. La vida se movía en automóviles, pues los autobuses también estaban vacíos. Normalmente la nieve suele reflejar la luz de las farolas de la noche, pero la
Y es difícil, porque incluso mirando hacia arriba, a las ventanas de los edificios, en busca de vida, uno no ve personas y ve muy pocas luces encendidas a través de ventanas. Muchas veces me pregunto lo mismo a cerca de este país, si la gente no está ni en la calle, ni en las cafeterías, ni en el cine, ni en casa, ¿dónde diablos está? Un amigo finlandés me dice “los finlandeses son como osos, se pasan el invierno hibernando para estar activos durante el verano”. Será que están durmiendo entonces, pero el caso es que llega el verano y con él la decepción de haber esperado mucha más energía en las horas en las que la gente está sobria. Sí, seguramente están activos pero lejos de donde tú te encuentras. Osea, que no sabes lo que pasa porque no lo ves, porque la gente lo hace a escondidas. Para mí eso es sinónimo de que no pasa nada. Y así es, por aquí no pasa nada. Otra fuente de luz que me fascina de este país son los logotipos de empresas que cuelgan de las fachadas de muchos edificios centrales. Así, parece que los letreros flotan en el aire porque el edificio es oscuro de por sí y no hay nadie dentro (al menos despierto) que encienda la luz y compita con los logotipos y anuncios comerciales.
He paseado por Merihaka, que es el barrio más feo del centro de Helsinki, con horripilantes torres de hormigón de cara al Golfo de Finlandia, y he visto a un coche que dejaba a una chica jóven para después arrancar haciendo un trompo logrado gracias a lo resbaladizo de la calzada. Ya un tanto deprimido he cruzado el puente de Hakaniemi y me he metido al distrito de Kruununhaka. Aquí se me han quitado las penas. Kruununhaka es, a mi
Sunday, 9 January 2011
a veces pico y luego me aplastan
Soy como mosquito
vuelo, aterrizo, me golpean y me quito
a ratos me acomodo, tengo tiempo y pico
me nutro de sangre y pienso en quedarme
por siempre dormido, estómago agradecido
a veces me encuentro con moscas que muerden
y yo que ni me fijo, a quién le pico
hasta que me dicen las apariencias mienten
y me aplastan miserablemente, sin avisar
hundiéndome en sangre ajena, lo que me sale a pagar...
farsante a mi razón
Que más me da el tiempo que pase
yo pensando en las cosas
atando cabos, pensando jugadas
haciendo planes, encrucijadas
si al final todo me sale
como yo lo siento
como sin pensamiento
consumiera las horas, o ni eso
solo el momento
en el que siento algo dentro
farsante a mi razón
fiel a mi corazón
y luego ese sabor amargo
insatisfacción
el sentir que falla algo
algo que es todo menos la acción
Friday, 7 January 2011
de moscas y lindas palomas
Monday, 3 January 2011
Un mordisco merecido
Olas, tiburones y el mundo a nuestra medida
Olas, tiburones y el mundo a nuestra medida
Los primeros rayos del sol se colaron por la escotilla del crucero alterando el sueño de Santi, cuyos ojos miopes terminaron por abrirse. Apartando la colcha de la estrecha cama, se incorporó poniéndose las gafas para mirar el reloj.
-¡Jode son las 4!-exclamó en voz suave y afónica, incomodando al resto de los durmientes. Tras reconocer su impertinencia, suavizó sus movimientos y salió del camarote a observar el fenómeno del sol de medianoche, que sólo a esas latitudes podría encontrar, y que era de hecho uno de los puntos fuertes de ese loco viaje.
Por los pasillos del barco aún había personas dirigiéndose torpemente a sus camarotes o a los de sus recién conocidos amigos, para despedir esa subrealista experiencia del anonimato a la deriva sobre el mar Báltico, que fácilmente uno se podía permitir ya por aquellos tempranos años setenta. Medio dormido, Santi ignoraba parcialmente esos paisajes dioníseos y se dirigía con la cabeza gacha y el ceño frundido –sin mala fe- hacia las escaleras que conducían a la cubierta de proa. Una vez en cubierta, la frescura del aire del alba prematura le palió los dolores de una suave resaca con la que pagaba la euforia vacacional de la experiencia vikinga. El sol, a estribor, justo emergía en su totalidad ya fuerte, diluyendo por el cielo su luz en colores rojizos, verdes y azules desde el Este hacia el Oeste. Algunas nubes muy finas, contagiadas también de luz, marcaban paralelas la línea del horizonte, y como epicentro de todo este espectáculo, el mar, cuya sección llevada a cabo por la imperiosa navegación de ese gran tiburón blanco de acero, producía un sonido dramático pero agradable, dándole a Santi una sensación de fuerza que atentaba aún más la incomodidad de su deshidratado despertar.
Pero lo más excitante de la experiencia era algo que junto a la barandilla de cubierta, una pareja rubia radiante ya observaba abrazada: la línea de tierra a la vista, presidida por una luminosa urbe que se extendía progresivamente sobre algún lugar de la inmaculada naturaleza septentrional. Santi, tuvo la gran fortuna de paliar su resaca con ese analgésico natural de vía ocular y auditiva. Lo mejor de todo es que él lo sabía; era un tipo sencillo, de los que entienden que aunque los bienes materiales ayudan a uno a sentarse en la vida de maner más cómoda, lo que realmente les produce placer es el cultivo de la mente mediante el conocimiento y la comprensión de los fenómenos que lo humano e incluso lo divino, emanan de sus entrañas; algo que se puede conseguir solo con abrir los sentidos y la mente. Este joven hombre, además, no utilizaba este carácter de maner pretenciosa si no que se lo reservaba como ley innata de su mundo interior, dejando para su superficie una personalidad campechana, vital y sana aunque siempre ingeniosa – y es que hay cosas que no se pueden evitar.
Idea suya había sido la realización de ese viaje cuya ida terminaría probablemente en esa ciudad que ante sus ojos emergía. Durante quince días, él y otros tres amigos habían emprendido una ambiciosa y de alguna manera liberadora odisea estival por toda Europa, partiendo desde los tostados campos de Álava en un Renault 4L de color rojo. Santi, aburrido de que sus viajes al extranjero consistieran en ir a Hendaya a ver películas pornográficas con sus amigos de la “mili”, no podía dejar de pensar en lo que su extensa mente podría experimentar más allá de la frontera de un país donde las mentes extensas eran los principales territorios sobre los que se construían represivos muros de hormigón y alambres espinosos. Olvidar esa agonía por unos días era algo muy emocionante y cada vez más accesible. Ese pequeño e incómodo coche comprado en aquella primavera era el medio para matar ese gusano y lanzarse a la tímida conquista del viejo continente. Los puntos cardinales favoritos de la brújula que regiría el periplo serían el “N” y “NE”, pues por otra parte Santi sabía que esos territorios estaban humanamente más avanzados y por tanto le atraían todavía más. Gracias a su poder de sugestión, insistir a 3 amigos no le fue muy difícil.
Así, una vez pasada la oscura aduana de Irún, pisaron el acelerador y en menos de una jornada arrivaron a la “ciudad de la luz”, que en esa época hubo cambiado sus bombillas por unas más brillantes y de colores más diversos que emanaban de miles jóvenes resignados a la oscuridad del conformismo. Allí todo parecía mucho más vivo y luminoso.
Quedándoles París para siempre, siguieron el viaje pasando por Bruselas, Amsterdam, Gröningen y Hamburgo, tratando de sonreír a los oficiales de aduana que con una asombrosa distinción y educación les daban la bienvenida a los diversos países por los que experimentar, y por alguna misteriosa razón, en cada uno en el que entraban, el aire olia o al menos parecía oler de una manera distinta. Cuanto más al norte todo parecía más exótico; los verdes campos de Dinamarca, apisonados por las vacas y decorados con iglesias de tejados subiendo al cielo en vertiginosos ángulos, emocionaron sobretodo a María, que no paraba de hacer fotografías a través de la cuadriculada ventanilla del coche. El ambiente fue durante todo el viaje excepcional, quizás influenciado por el optimismo y carácter relajado de Santi, que amansaba a cualquier fiera que se le pusiera ante sus gafas. También, se deleitaron con decenas de tipos de quesos, carnes y cervezas diferentes que esa cultura del trabajo duro producía y vendía a estos risueños y desenfadados viajeros con gran amabilidad.
Como el pequeño puente cinturón estaba a medio construír, sortearon las islas danesas en barco hasta Copenague y de ahí partieron a Malmö otra vez en crucero. La marcha del viaje era rápida y ardúa; casi no podían pararse a observar los centros urbanos de esas ciudades que los Vikingos hubieron fundado para comerciar. Con todo, la gente estaba contenta ya que la simple actividad de conducir cruzando fronteras y paisajes mitológicos eliminaba la ocasión de preocuparse por seguir un itinerario organizado. Cruzada la gran Suecia, llegaron a Estocolmo con el coche pidiendo piedad. No fue difícil dar con un taller lleno de relucientes Volvos donde un mecánico robusto y pelirojo echó un vistazo a esta relativamente ridícula máquina.
-Everything is ok but leave the car rest for a day- dijo el Sueco con calma.
-Pues nada, Thenkiu y al polvo con el Volvo- Contestó Santi, produciendo una ligera expresión de duda y atención en el mecánico y enrojeciendo las caras de sus amigos, que acostumbrados a esa sublime espontaneidad de Santi, ya podían contener las carcajadas.
Tras dar vueltas por esa mágica ciudad, comieron unos arenques rebozados y llevaron el cohe a la bodega-parking del crucero que les llevaría a Helsinki. Esa noche había algo que celebrar.
Y así fue, en contra de ese tópico que caracteriza a las gentes del norte de reservadas, en el corazón de aquel barco se vivía una fiesta con música en directo y mucha gente bailando los ritmos de moda. El ambiente recordó a Antonio al que encontró dos años atrás en sus vacaciones veraniegas en las islas Canarias, lo encontraba extremadamente cursi pero a la vez divertido, y se dejó llevar. A medida que avanzaba la noche el movimiento era mayor hasta que en un momento dado, muchos bailarines vocacionales dejabaron de respetar el compás ya que tenían suficiente empresa tratando de cordinar sus músculos. En ese momento el tópico que caracteriza a las gentes del norte de exelentes bebedoras, corroboró la invalidez del anterior. Una hora y 15 minutos fue lo que Santi pudo dormir.
La distancia al puerto era cada vez menor y la hermosa cúpula blanca y azulada de la catedral -que incluso hoy en día sigue presidiento el paisaje de la capital de Finlandia- se hacía cada vez más grande. La rubia pareja de enamorados decidió retirarse para salir los primeros del barco, pues su sobriedad les aventajaba en este proyecto. Santi aguardó codicioso 5 minutos y luego volvió al camarote para despertar a sus amigos.
-¡Lo que os habéis perdido! El sol a tope a las 4 de la mañana- exclamó Santi muy vital, incomodándo a sus resacosos compañeros.
-Cagüen la leche..., tenías que haberme despertado, ahora supongo que hay que largarse y mira cómo andamos- dijo Antonio con el ceño fruncido.
-¡Hombre!, no haberte embriagado tanto con tanta finesa, que no finlandesa. Por cierto no sé si erais consiences de que se dice Fines y no Finlandés. Venga, vamos -Bromeó Santi justo antes de salir del camarote para incorporarse a la larga fila de personas que religiosamente se situaban para salir del crucero. Entonces, santi se asombró al pensar que en escasas dos horas, toda esta gente había pasado de caminar a cuatro patas a formar una cola donde aguardaban con paciencia de pescadores.
Aquella soleada mañana del 7 de Julio los viajeros se dedicaron a explorar aquellas calles que subían a y bajaban de colinas por las que en ocasiones aparecía un estrecho tranvía verde. María se sorprendió de lo romántica que esa ciudad le parecía, con sus silenciosos edificios Art-Neveau apoyados en bases de cristalino granito. El ambiente urbano daba una sensación de robustez y a la vez de mucho dinamismo, aunque otra característica sorprendente era la de la excesiva tranquilidad de las calles de una capital nacional. Robusteza, dinamismo y a la vez esa curiosa sensación familiar de cuando uno va a los pueblos pequeños. De eso se darían cuenta horas más tarde.
Tras perderse por las calles de Punavuori y Kamppi, volvieron a la Esplanadi, que es la arteria de la ciudad y el lugar donde habían dejado el coche. Eran ya las dos y media y se dieron cuenta de que estaban muy cansados y que querían comer bien; querían pegarse algún capricho que no se habían permitido en todo el viaje. Y es que todos venían de una cultura en la que comer es más que una necesidad. Entraron sin pensárselo dos veces en un lugar donde se leía “ravintola-restaurant”. Les sorprendió el que una arreglada y muy bella joven les indicara que para llegar al restaurante tenían que coger el ascensor. Al salir del ascensor entraron en una estancia donde gobernaba una elegancia y un diseño que fascinaba y a la vez llenaba de energía. Un balcón ofrecía unas vistas de toda la ciudad, que en ese día soleado aparecía mñas extensa. De los viajeros, nadie estaba arreglado y todos tenían un aspecto cansado, pero un camarero que acababa de recoger una mesa les atendió con extrema amabilidad. Les acomodó en una mesa para cuatro comensales a escasos metros de los únicos clientes del bar. Santi se fijó antes de sentarse que esos dos hombre hojeaban unos planos desplegados sobre la rectangular mesa. Pidieron carta en castellano y la recibieron en seguida. Uno de los comensales cercanos les miró con curiosidad. El hombre tenía el pelo bastante largo y su ligera sonrisa resultó familiar a María, que le miró de regazo con un breve gesto muy femenino y serio. En la portada de la carta, que era de un cuero finísimo, se leía “Restaurante Savoy”; el nombre llamaba la atención, y el hecho de que los platos no fueran tan caros como ellos se imaginaban, todavía más.
Pidieron el menú más económico sin pensar demasiado en lo que les traerían a la mesa. Mientras esperaban charlaban de lo magnífico que era el lugar, como tratando de darse a sí mismos y a su alrededor una impresión de gente educada y noble, aunque sin poder evitar las inevitables subidas de tono y repentinas risas que caracterizaban las conversaciones de esos amigos. Tras un ingenioso chiste de Santi, el comensal de antes se dirigió a ellos esta vez de manera más decidida.
-Aquí bacalao a la vizcaína no hay, pero os recomiendo el “reno de Salla”- interrumpió el hombre con un acento catalán.
-Nos has pillado sin que llevemos la txapela- respondió Santi casi instintivamente y regalando una sonrisa de lo más agradable.
-¿De Bilbao?- preguntó el hombre
-Por desgracia no, pero Vitoria es igual de grande - respondió Santi mientras sus amigos escuchaban atentos y sonrientes.
-¡Vitoria!...bonita catedral, es una pena que solo se haya podido construir la mitad del diseño.
- No lo diga usted muy alto, que conocemos al arquitecto.
-Yo también, fue invitado a la inauguración del taller, siete años atrás. Perdón, no me he presentado, soy Ricardo Bofill.
-¡Ya decía yo que me sonaba familiar!- interrumpió María en un impulso.
-Si os interesa la arquitectura de esta ciudad estáis invitados a un tour vespertino de cinco estrellas- dijo el hombre.
-Nos parece fantástico. Yo quiero ir algún día a Oslo a ver todas las obras de un arquitecto noruego que me fascina. Como era... un tal Alvaro Alto - comentó Santi. Al oír esto, el hombre explotó en una carcajada y su acompañante, que hasta entonces ignoraba la conversación, le dirigió la mirada con una expresión de curiosidad y susto.
-Pues te las va a enseñar él mismo. Les presento al señor Aalto – los presentados saludaron completamente atónitos de experimentar tal casualidad. Santi se sonrojó considerablemente. No daba crédito.
Tras comer con mucho gusto y charlar sobre el viaje y sobre arquitectuas y culturas regionales en general, el anciano señor Aalto indicó a los vitorianos que no tenían que pagar. Lo que no comentó fue que sus privilegios en dicho local se debían a que él había diseñado el restaurante, pero de esto Santi se enteraría al volver a su casa y apresurarse a conocer toda la obra de este artista. Al salir a la calle, se dividieron en dos coches; los cuatro vitorianos en el Renault rojo y los dos arquitectos en un Citroën DS “tiburón” color azul grisáceo. El coche rojo siguió al tiburón a través del plano urbano de Helsinki con las ventanas abiertas, dejando que el bendito aire aliviara la interrumpida sobremesa. Los ocupantes se sentían como verdaderas estrellas de rock, parecía que el mundo estaba creado para ellos y que era mucho más pequeño de lo que a simple vista parecía. Santi recordó que un buen amigo suyo hubo coincidido en un hotel de Almería con James Mason- pero seguro que ni le invitó a comer ni le llevó a presenciar el rodaje- pensó. Aunque las horas perdidas de sueño se le acumularan, la emoción le suprimía toda sensación de sueño, algo excepcional para alguien que considera la siesta una práctica incondicional.
Sin saberlo, condujeron por Mannerheimtie pasando junto a la masa de granito del edificio del parlamento, que recordaba a al pertenón de Atenas, y junto al museo nacional, cuya torre apareció ante ellos a la vez que por la radio sonaba “Misty Mountain Hop” de Led Zeppelin. Por alguna misteriosa razón, la música y esa imagen se compenetraban a la perfección. Siguieron al tiburón que se metía en un parking, junto a un edificio asombrosamente blanco y extraño. Aparcaron los coches en batería. El señor Bofill salió del coche y se dirigió a los Vitorianos señalando el edificio, expresando inquietud.
-Este es el último y más ambicioso projecto del señor Aalto, es un palacio de congresos llamado “Finlandia Talo” que se inaugurará el próximo año. Si sois capaces de apreciar, es algo espectacular- comentó Ricardo mirando hacia el edificio con una expresión pensativa. Los Vitorianios salieron del coche y se acercaron a observar el edificio, junto al cual había unos cuantos obreros trabajando con disciplina militar. Los bloques de mármol de carrara estaban siendo dispuestos por unas altas grúas, y progresivamente las ingeniosas líenas del edificio se iban definiendo. Mientras los virotianos observaban, el señor Aalto, ya anciano, salió del coche pero se quedó apoyado en él, mirando el edificio y tomando notas en una libreta de bolsillo. La imágen del anciano comunicándose en serio silencio con su obra era algo espectacular. Mientras anotaba apretaba los labios y sus ojos azules se cerraban parcialmente. Santi recordaría ese detalle durante muchos años.
Tras sacar unas fotografías y caminar junto a la orilla de la pequeña bahía con la que lindaba el solar, volvieron hacia los coches. Bofill les explicó que la siguiente parada iba a ser una propuesta realmente interesante en la que el señor Aalto no había participado, pero que admiraba mucho y que desde su inauguración dos años atrás, solía visitar frecuentemente para anotar anotar ideas y entenderlo. Arrancaron los coches y se dirigieron hacia el Oeste, saliendo del centro de la ciudad por un puente que comunicaba numerosas islas cubiertas por pinos y habitadas por algunas edificios de pisos que se integraban de manera perfecta en ese paisaje de bosque, emergente granito y mar.
Llegaron a la ciudad de Tapiola, que como Bofill siguió explicando, era una “ciudad jardín” diseñada por arquitectos fineses que había recibido atención internacional. Caminaron por una acera pararlela a un carril para bicicletas y torcieron hacia el centro cultural. Todos se quedaron fascinados con esos edificios que conbinaban mármol y cristal; eran como cubos unos encima de otros. En la plaza central había una piscina de poca profundidad donde unos niños se bañaban y jugaban. Esta vez el anciano Aalto les siguió por detrás y en ocasiones se detenía a anotar.
-Con esto nadie contaba, ¿eh?- dijo Santi. Los amigos negaron rotundamente, considerando que el viaje había llegado a su clímax y que ya se podían dar por satisfechos.
Al cabo de dos días, que dedicaron a visitar el parque nacional de Nuuksio con sus lagos y bosques, y la ciudad de Porvoo, tomaron el coche y volvieron por donde habían venido. La vuelta, como siempre, se les hizo mucho más corta y, sorprendentemente, el pequeño Renault aguantó sin dar ningún problema. Quizá se contagió de energía en esas horas que estuvo cerca del tiburón azul grisáceo. Cuando volvían por Alemania, Santi sacó un diccionario de finés al español que hubo comprado en una pequeña librería de Tapiola. Se dió cuenta de que aalto significaba “ola” en finés.
-Ya no se me ha perdido nada en Noruega- Dijo.